Llueve,
algo se ha roto en la mañana.
Llueve;
el aire ha suspendido nuestras voces.
Llueve;
atrás en los cerros huele a menta.
Cómo podré decir,
que esta mañana he muerto.
Cómo podré decir,
que lo he perdido todo.
Detrás de tu sonrisa
mientras afuera llueve.
Y en este corazón que sufre,
llueve...y llueve.
Y aquí junto a este mismo ventanal,
fuimos dos niños sin saber;
filosofando sobre Dios, o de política o del pan;
leyendo a Armando, a Nicolás,
oliendo a sol y a claridad
por este mundo que los dos
queremos ver en libertad.
Quiero soñar que este papel
donde has escrito que te vas,
es una broma y que vendrás
cubriéndote con mi gabán,
que doblarás el palomar
y desde aquí yo te veré.
Ya sin aliento por correr,
para que no se moje el pan.
Llueve;
algo se ha roto en la mañana.
Llueve;
el valle verde apenas se divisa.
Llueve;
los árboles de golpe están lloviendo;
las piedras del camino, el viento.
Llueve.