Parece ser como otro invierno,
cuando llenabas tus cuadernos
con letra dulce y temblorosa;
no fue otra cosa que este pequeño
D´Artagnan, te abandonara y
te dejara sola como un mueble
en el desván.
Pero, que cosa la vida
ahora tienes compañía,
y tocarás el piano con él
a cuatro manos; y Mozart
se reirá de mí,
de tus mejillas carmesí
y aquel muñeco de felpa
que te regalé en abril,
dejará caer dos gotas,
como dos lágrimas rojas.
Pero tú no las verás.
Y silbando una Polonesa, aquel pondrá
la mesa con la vajilla de cristal
recuerdo de tu mamá.
Pero qué importancia tiene,
un hombre es un hombre, nene,
y hasta pudo ser feliz,
aunque de vez en cuando
me acuerde de ti.