Pienso que hemos sido justos,
y que hemos vivido nuestro tiempo juntos,
y estamos al día.
Que del agua hicimos vino,
y los dos bebimos de la lluvia el polen
dulce de la vida.
Entonces...
nuestras heridas
¿quién las olvida?
Hasta siempre dulce amor mío,
digo hasta siempre,
sigo el camino.
Bien sabemos que es inútil
destrozar lo bueno;
no tiene regreso nuestra despedida.
Fuimos siempre dos guerreros
combatiendo un cielo
que se desplomaba, que se deshacía.
Entonces...
nuestras heridas,
¿quién las olvida?
Hasta siempre dulce amor mío,
digo hasta siempre,
sigo el camino.