Ella ha salido a ver el sol,
y entre las rejas de su balcón
su ropa blanca es como un mar
de espuma al viento, al aletear.
Entre las dulces formas
de tus intimidades,
castillos y ciudades
despiertan y me ahogan.
Carmen, mis quince años todos para ti;
Carmen, mi adolescencia el fuego más feliz;
Carmen, si me atreviera entonces a cruzar
la calle estrecha de mi timidez
quizá podrías darme al fin la paz
con tu madura ciencia de mujer.
Y entre redes y satén,
besándote y amándote
iban mis sueños de pasión
ocultos siempre en mi rincón…
Junto a la primavera
te hice mi primer verso,
tú, tan adulta y bella,
yo, tembloroso y necio.
Carmen, mis quince años todos para ti;
Carmen, mi adolescencia el fuego más feliz;
Carmen, si me atreviera entonces a cruzar
la calle estrecha de mi timidez,
quizá podrías darme al fin la paz
con tu madura ciencia de mujer.