Como una flor sobre el oscuro andén,
con su valija y su tapado azul,
Cecilia está clavada en su estupor
sin entender que pasa alrededor.
Recién llegó, ha bajado del tren
y qué distinto a su provincia es
este gigante de piedra y metal;
Cecilia tiembla y casi va a llorar.
Y en su corazón
se marchita el sol
de aquella ilusión
que la hizo viajar.
Y Cecilia irá
por la gran ciudad,
un fantasma gris
que quiere vivir.
Y buscará trabajo en una agencia de colocación,
será sirvienta en una casa de familia bien
y tendrá un cuarto sin ventanas en una pensión.
Y alguna vez, cansada de tanto soñar,
hará pedazos su ilusión y venderá su amor.
Y colgará el pared la foto de un galán
y nunca un beso enamorado rozará su piel
y escribirá a su casa y les dirá que todo va bien.
Y alguna vez cansada de tanto soñar,
hará pedazos su ilusión y venderá su amor,
Cecilia...