Cómo olvidar que fuimos dos
corriendo al valle sin temor
que de tu mano dibujé
mi barrilete de color,
Que me enseñaste a no mentir
que la dureza no es rigor
y cuando tuve que llorar
quisiste hacerlo tú por mí.
Padre, no tengas miedo
si se te achica el cielo.
Yo tengo un horizonte
de remansos para ti.
Tómate de mi brazo
y aminorando el paso
vamos a caminar
que es tiempo aún para comenzar.
Bebe en mi cántaro si tienes sed.
Por ti aprendí que la mujer
no es un adorno del varón.
Baraja donde duerme el rey
de corazones del amor.
Y por tus canas recorrí
este camino de aprender
y del baldío hasta tu voz
siempre fui un niño por crecer.