Ella se comprará
una blusa blanca y le bordará
con manos de amor
una roja flor en el corazón.
Y se la vestirá
y frente a la puerta me esperará,
con sus ojos tristes
por qué te fuiste preguntará.
Y yo le contaré
paso a paso el cielo por donde fue
mi voz oscura
bajo mil lunas
cantándole.
Deja que vuelva,
pena en mi pena,
deja que vuelva y verás
que vuelves a cantar
como cantabas cuando soñabas,
cuando en las noches tu piel
era una torre en el mar
de tibia arena,
dulce Azucena que dejé
sin saber por qué.