No, tú no tendrías que saber que en Navidad me iba con mis amigos a cenar.
Quisiste ir, por celos o por vigilarme.
Pero allí viste algo que no esperabas encontrar.
Y ahora lloras.
Ves la luz.
Todos los que me quieren formando este club.
Por eso pedí que no fueras tú.
Pues no admites que pueda ser feliz con otra gente.
Si es que yo lo sé.
Yo sé que en tu cabeza pretendes negar.
Que sólo eres una pieza más.
En el puzzle de mi felicidad.
Sé, sé que te gustaría ser la única que consiguiese hacerme sonreir.
Pero ya ves que a mis amigos no los cambio.
Y aunque te duela debes saber lo que son para mí.
Y ahora huyes.
Ves la luz.
Sales llorando, el desengaño, la inquietud.
Por eso pedí que no fueras tú.
Pues tu orgullo te ciega y te hace ser tan egoista.
Que no puedes ver.
Para mí eres importante y esencial.
Pero sólo eres una pieza más.
Todas juntas sois mi felicidad.
Con Javier juego al ajedrez.
Con Luis salí a tomarme un café.
Y Susana la pobre, que su abuelo se muere y yo permanezco con ella.
Con Manuel discuto una ley.
Y Cris me cuenta su viaje al Magreb.
Mis amigos y tú, sois mi propia salud. Si uno me falta yo enfermo.
Ves la luz.
Quisiste monopolizar mi juventud.
Por eso pedí que no fueras tú.
Que te cuesta admitir que vosotros formáis mi vida.
Ahora estás fatal.
Te sientes muy pequeña pero no es verdad.
Pues sólo eres una pieza más.
Pero ninguna se puede reemplazar.