Encima del techo, resiste un agricultor,
que espera sin miedo
a que una máquina ilegal le derrumbe su casa.
La cosecha de todo el año ya ha sido arrasada
y la pala coge fuerza para echar abajo la puerta.
Años y meses de tortura le han hecho fuerte
y le han dado valor.
Muchos chantajes y amenazas al precio que sea.
Nunca pensó que la advertencia se cumpliría,
y ahora que ha llegado el día
pone como precio su vida.
Y aunque la casa es suya
la justicia es demasiado lenta,
la sentencia nunca llega,
la Caterpillar tiene instrucciones precisas,
la policía de parte de los fascistas.
Y allí encima está el hombre, de origen tan humilde,
él solo contra el peligro,
desafiando la injusticia que de progreso nos la han vestido.
No queda nada que perder cuando ya te lo han quitado todo.
No hay nada más peligroso,
por eso os exterminan, es demasiado riesgo dejaros libres.
Pocas huertas son tan fértiles y ahora la enterrará el asfalto.
Y las alquierías y las masías las tiran.
No hay ninguna compensación para los que habitan,
ni siquiera les dejan sacar
de sus casas sus objetos.
Y lamento haberme enterado cuando ya era tarde,
y me planteo si la democracia es real.
Por La Punta, Alboraya, el resto de España,
allá donde haya un héroe como aquel agricultor,
no habrá nadie más digno.
La caterpillar tiene instrucciones precisas,
la policía de parte de los fascistas.
Y allí encima está el hombre, de origen tan humilde,
él solo contra el peligro,
desafiando la injusticia que de progreso nos la han vestido.
No queda nada que perder cuando ya te lo han quitado todo.
No hay nada más peligroso,
por eso os exterminan, es demasiado riesgo dejaros libres.
El Estado no quiere testigos en libertad.
No queda nada que perder cuando ya te lo han quitado todo.
No hay nada más peligroso,
por eso os exterminan, es demasiado riesgo dejaros libres.
Encima del techo resiste un agricultor.