Solo de lo negado canta el hombre,
solo de lo perdido,
solo de la añoranza,
siempre de lo mismo.
Cuando cerro para siempre el huerto,
la cancela de espinos.
entonces se invento la queja de la lira,
la flauta del suspiro.
Y desde entonces solo canta,
en su torre cautivo.
a su rueca la esclava ,
el desterrado en el navío.
En su jaula aletea y sangra
el pájaro desconocido;
salir quiere y no puede,
su jaula es el mismo.
Y por eso el minero canta,
por un sol de oro limpio.
Canta el pobre, la pena canta,
no canta el rico.
Entre las piernas de la amiga,
vida encuentra el amigo,
se encuentra con un tesoro,
de verdes ojos fríos.
Y así es como canta el hombre,
por su niño antiguo,
la boca, sin pan y sin besos
y el cielo vació.
Siempre de la añoranza,
de lo negado, de lo perdido.
Siempre de lo de otro,
nunca de lo mío.