La luz no siempre alumbra certidumbre,
así la claridad cuando te falta.
Su resplandor a veces siembra dudas
y conmueve los cimientos más profundos.
¿No has sentido alguna vez
el galopar de unos caballos en el pecho?
¿Qué extraño poderío levantó su aparición?
Dame, padre, tu bendición
en el momento del adiós.
Cada soldado
llevaba una canción,
cada canción su plegaria,
cada plegaria un deseo
y un estribillo común
que a coro todos pensaban:
"Que mi justicia sea la de los fuertes
que mi fuerza sea la de los justos".
Dame, padre, tu bendición
en el momento del adiós.