El más profundo mundo
en todo está de vuelta.
Las formas se adelantan,
destrozan la miseria.
Montañas van abajo,
las aguas se almacenan.
Ha amanecido el ser humano.
En la corriente llueven las manos.
Qué niño luce un barco en el océano,
que nada es.
Por otras partes llueven
los fuegos del infierno.
Gritan, lloran y huyen,
escapan del momento.
Y aquí se está regando
segundo por segundo
una canción de todo el mundo.
En la corriente llueven las manos.
Qué niño luce un barco en el océano,
que nada es.
Y cuántos hijos no tendrán sus mejores padres,
cuántas escuelas se llenan de su sangre.
En cuáles muros cabrán sus desafíos
entre los muros del patio más grande.
No tiene hojas la historia
para contarlo todo.
No hay negro en el espacio
más negro que este lodo,
que va barriendo el tiempo
con sangre, hierro y viento,
que el universo está despierto..