Qué cazador derribó aquellas
cartas que nunca me mandaste,
qué fuego las quemó,
en qué río se ahogaron.
Quién convenció a tus manos de que no,
quién a tu corazón,
quién a tu corázón,
quién a tu corazón,
quién a tu boca.
Mejor es que se vayan aves negras,
mejor me dejan solo,
que estoy enamorado de otra muerte.
(De esto ni una palabra a los carteros)
Qué cazador derribó aquellas
cartas que nunca me mandaste,
qué fuego las quemó,
en qué río se ahogaron.
Quién convenció a tus manos de que no,
quién a tu corazón,
quién a tu corázón,
quién a tu corazón.
Mejor es que se vayan aves negras,
mejor me dejan solo,
que estoy enamorado de otra muerte.
(De esto ni una palabra a los carteros).