A Oswaldo Guayasamín
Entre le espanto y la ternura
transcurre todo.
Un hombre sabio con la moldura,
la mano, el codo.
Entre el espanto y la ternura
crece la hiedra.
En sano juicio con la locura,
la flor, la piedra.
Entre el espanto y la ternura
la vida canta.
Una tonada clara y oscura,
profana y santa.
Entre el espanto y la ternura
corre la suerte,
con el abajo y con la altura,
con vida y muerte,
con vida y muerte.
Entre el espanto y la ternura
ayer y hoy día.
Manzanas verdes y las maduras
hay todavía, hay todavía,
hay todavía.
Entre el espanto y la ternura
hora temprana,
trabaja el hombre
entre locura
para mañana, para mañana..