Al venir hacia acá
iba mirando el color de la acera.
Era gris, como siempre,
algo sucia y gastada.
También conté las grietas
y había cuarenta y tres nidos de hormigas.
Al venir hacia acá
iba escuchando el sonido del aire.
Era confuso y mezclado
en camiones y puertas.
La gente se besaba
y había ruidos sin nombre ni apariencia.
Al venir hacia acá
iba lentamente,
como una ceremonia
secreta del camino.
Al venir hacia acá
iba sonriendo,
tranquilo y poderoso
como cualquiera que anda.
Al venir hacia acá
iba tocando la piel de algún árbol.
Eran húmedas, suaves
(eran pieles de árbol).
También corté unas hojas
para soltarlas al aire de la noche.
(1969).