(Farsa en cuatro actos)
(Primer acto)
Los cazadores salen,
los cazadores bailan,
los cazadores sueñan
con un planeta
de brujas por quemar.
Los cazadores miran,
los cazadores buscan,
los cazadores prenden
una candela
para salvar a Dios.
(Segundo acto)
Ahora sale una niña
bien correcta
y aunque la niña
se ha cortado las trenzas,
los cazadores tiemblan
ante aquella belleza.
Pero uno tiene
cara de aberrado
y grita que dónde está
su cinturón de castidad.
Y se lo tiran
para quemarla en la hoguera,
por brujita,
para quemarla en la hoguera,
pobrecita,
para quemarla en la hoguera,
ay.
(Tercer acto)
Pero entra nuestro héroe
seguido de una pila de mujeres
que le dicen canciones y poemas,
viejos, niños, todos agradecidos.
El héroe está a la moda:
pantalones de pliegues,
zapatos de dos tonos,
la patilla cortada
y el pelito bien corto.
Y se ríe al ver los cazadores
con sus pelos tan largos
y las mallas estrechas
arrastrando a la niña
a morir en la hoguera
en nombre de Dios.
Entonces los cazadores enfurecidos
sueltan la niña y se abalanzan sobre nuestro héroe
que ya espera en guardia y desarmado.
Nuestro héroe se mueve rápido, esquiva los espadazos
y responde con sus puños limpios y les da:
uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve
diez piñazos bien dados,
y todos se derrumban.
Mientras todos lo aclaman
como es natural
va y recoge a la niña
que ya está desmayada,
le da un beso y despierta
y se van muy felices,
sabiendo que no quedan
cazadores de brujas.
(Cuarto acto)
Los cazadores salen,
los cazadores bailan,
los cazadores sueñan
con un planeta
de brujas por quemar.
Los cazadores buscan,
los cazadores miran,
los cazadores prenden
una candela
para salvar a Dios.
(Telón)
(1969).