Se encontraron los dos alazanes,
en la esquina del parque del pueblo,
sus jinetes como eran rivales,
se lanzaron miradas de fuego,
escondido tirado en el pasto,
un chiquillo temblaba de miedo.
El fuereño sacó una moneda,
y la hizo volar por el aire,
sí es que salgo con vida del duelo,
pido sol porque muera la cármen,
el chiquillo volteó la moneda,
de ese modo salvando a su madre.
Pero ahora faltaba lo peor,
los rivales tenían que matarse,
el chiquillo adoraba al tutor,
y a la vez respetaba a su padre,
se inquietaba siniestra en el kiosko,
una sombra de muerte implacable,
(música)
Se apartaron los dos veinte pasos,
y el tutor en el niño pensaba,
a su padre no puedo matar,
el tal vez con el tiempo me odiara,
cuando a punto se vió que sacaron,
el dejó su pistola enfundada.
Se escuchó detonar un disparo,
con el eco de un grito en la calle,
relincharon también los caballos,
y un chiquillo se ahogaba en su sangre,
le gritaba el fuereño llorando,
hijo mío porque te cruzaste.
El quería salvar a los dos,
y por eso su vida entregaba,
le cubría su pecho el tutor,
con la mueca del llanto en la cara,
mientras que un alazán se llevaba,
a un jinete vacío del alma..