La familia, los amigos,
aguardan con impaciencia
que por dignidad, la saque
de la casa con violencia.
Apenados me contemplan
o sonríen con desprecio.
Se les nota que sospechan
que sé cuanto saben ellos.
Y lo sé, lo supe siempre
que se acuesta con cualquiera
y ellos piensan que, eso, un hombre
como tal, no lo tolera.
Pero es simple, toda hembra
quiere a hombres diferentes
y a diferentes mujeres
quiere el hombre, es lo corriente.
Qué me importa que en un cuarto
otros encuentren amparo
siempre y cuando lo precise
lo halle desocupado.
No renuncio a la delicia
de tenerla sugerente
en mi cama cada noche
por prejuicios de otra gente.
La familia, los amigos,
me presionan a diario.
No me queda otro remedio
que mudarme de este barrio.