Y el niño comenzó,
en los ojos de la noche,
el botón recoge el precio de su tiempo,
la niña fulminó con la mirada,
las hojas(sábanas) de la negación,
la bala se une al precio de su crimen.
Que tiene nosotros dijimos,
no éramos ello su cama,
que de nuestra presencia,
no tener pagamos la penitencia.
Ahora el niño ve,
por los ojos de placer,
palancas la nota erguida de su rima,
niña sangró,
las hojas(sábanas) de la noche,
los amantes se unen al precio de su moneda de diez centavos.
Que tiene nosotros dijimos,
no éramos ello su cama,
que de nuestra presencia,
no tener pagamos la penitencia,
a los viejos dioses y seguimos adelante,
a los viejos dioses y seguimos adelante,
a los viejos dioses y seguimos adelante,
a los nuevos armas,
a los nuevos armas.
Que tiene nosotros dijimos,
no éramos ello su cama,
que de nuestra presencia,
no tener pagamos la penitencia,
que tiene nosotros dijimos,
no éramos ello su cama,
que de nuestra presencia,
no tener pagamos la penitencia,
a los viejos dioses y seguimos adelante,
a los viejos dioses y seguimos adelante,
a los viejos dioses y seguimos adelante,
a los nuevos armas,
a los nuevos armas.