A todas las chicas malas que predican con su ejemplo
a las que se van de casa en el momento perfecto
a esa mujer madura que me dejo sin aliento
a la canción que perdura y mejora con el tiempo.
A las tardes de verano de charlas y buenos tragos
a las amigas más locas y a los colegas más bravos
a las velas que se encienden y se apagan con el viento
a las cuerdas de guitarra o cualquier otro instrumento.
Gracias, por darme tanta vida,
gracias por tanto arte y tanta filosofía.
Gracias por la emoción, por la pasión y la osadía
y si no fuera por tu amor, yo no sé dónde estaría.
A los lunes en la cama, a los inviernos al sol
a las giras de verano y a las noches de rock and roll
a tu sonrisa encendida, a la trompeta de Miles
a las manos de Lucía y a la pluma de Oscar Wilde..