Sin motivo y sin razón
la hice de llorar un día,
sin motivo ni razón.
Perdóname mare mía,
que ahora comprendo yo
lo que conmigo sufría.
Y su cara una belleza,
su cuerpo era una escultura,
y su cara una belleza,
pero el alma la tenía
negra como la corteza
de una embarcación perdía..