El sol me mezquina las horas del día
la noche me puebla todas mis orillas
así voy rodando como el ave herida,
me levanto, caigo, me . paro enseguida.
Así voy rodando como el ave herida,
el viento me enreda en sus cuerdas frías.
El viento me arrastra con fuerza maligna,
si quiere quedarse mi cuerpo allá arriba,
se llenan mis huesos de llamas altivas,
el viento me viste, me baja enseguida.
Se llenan mis huesos de llamas altivas,
el viento me cubre su larga camisa.
La luz de los montes todo me encandila,
igual que la mano de terca nodriza l
as nubes me entregan su llanto de arriba,
con la luz y el viento, me alargan la esquina.
Las nubes me entregan su llanto de arriba,
con la luz y el viento me paro enseguida.
Solitario solo como luna esquiva,
pa‘escupir mis penas me falta saliva
la reseca el viento que siempre vigila,
para sepultarme en su negra brisa.
La reseca el viento que siempre vigila,
para sepultarme en frías cenizas