Yo voy, lobo estepario, trotando
por el mundo de nieve cubierto;
del abedul sale un cuervo volando,
y no cruzan liebres ni corzas por este desierto.
Y no cruzan liebres.
Me enamora una corza ligera,
en el mundo no hay nada tan lindo y hermoso;
con mis dientes y zarpas de fiera
destrozara su cuerpo sabroso.
Destrozara su cuerpo.
Y volviera mi afán a mi amada,
y volviera mordiendo su carne blanquísima.
Saciando mi sed en su sangre por mi derramada,
para aullar luego solo en la noche tristísimo.
Para aullar luego solo.
Una liebre bastara a mi anhelo;
dulce sabe su carne en la noche callada.
¡Ay! ¿Por qué me abandona en letal desconsuelo
de la vida, la parte más noble y más pura?
De la vida, la parte más noble.
Vetas grises adquiere mi rabo peludo;
voy perdiendo la vista y me atacan las fiebres;
hace tiempo que estoy sin hogar y viudo,
que troto y que sueño con corzas y liebres
que mi triste destino me espanta
Oigo al aire soplar en la noche de invierno,
hundo en nieve mi ardiente garganta,
y así voy llevando mi mísera alma al infierno..