Vienes a robarme el alma
para meterla en un frasco
y arrojarla al barranco.
Caminando las aceras sin rumbo,
vaciando la cartera
e todo el mundo
que se cruce y se despiste.
El sabor de la cordura
nunca habíamos probado
y nos fuimos cada uno por su lado,
tu a tu vida yo a la mía.
No me traigas pesadillas,
si aun me duele es por ti,
que aun dependes
de la reina de las drogas.
Y cuando te acerques
no me entres por el rabo
que me duele,
que aun tengo temblores,
ni ningún dolor,
pero aun esta en mi cabeza.
Y ahora vienes,
vienes a robarme el alma,
para meterla en un frasco
y arrojarla al barranco.
Tu a tu casa, yo a la mía,
que la nuestra hemos quemado,
sobre el fuego en la cuchara
o corriéndola entre plata..