Un estruendo terrible formaron
Al llegar al humilde lugar
Las espuelas de acero, chirriaron
Ni los perros quisieron ladrar
La culata del rifle estrellaron,
En la puerta del triste jacal,
De un muchacho se perfila el rostro
Al abrir la puerta del jacal
Lo que tengo nomás es mi potro,
Pero no se lo pueden llevar,
Ni tampoco lo cambio por otro,
Solo muerto me lo han de quitar
A empeñones lo sacan al patio,
Con la luna se mira brillar,
El pelaje del noble caballo,
Que la turba se viene a llevar
Se revuelve y se para de manos,
Viendo a su amo que van a colgar,
Por la rama más alta de un fresno,
Una soga lograron pasar,
El muchacho se mira sereno
Ni la muerte lo puede asustar
Solamente un milagro supremo,
O su potro lo pueden salvar
Un silbido se escucha de pronto,
Y el relincho del fiero animal,
Convertido en el mero demonio,
Se echa encima y empieza a patear
El muchacho saltando a su lomo
En sus barbas los pudo burlar
Se incorpora a la gente de Villa,
Su valor se comienza a notar
Cada instante se juega la vida
No se cansa de tanto buscar
A los hombres que por pura envidia
Lo quisieron de un árbol colgar.