De amor
de terciopelo y espinas
de cactus en flor
de olvidos por las esquinas
Al deshojar
los juegos de amor
vuelve a vibrar
un descolorido temblor
en la deriva de los días
Y ahora vivo aquí
donde cruza la frontera
entre la razón
y una inútil ilusión
traicionera
Mi cruz
mi muestrario de heridas
nuestros días de luz
y nuestras estrellas caídas
De este espejo
que no escupe nada
tan solo el débil reflejo
de esta escueta balada
con la luna a cuestas y el agua al cuello
Fue clemente el juez
sólo el tiempo es mi condena
y ahora vagaré
de la mano de cualquier
alma en pena
De esta vida
de este manual compartido
de las desaparecidas
de todo este amor esparcido
De las penas
y de las alegrías
de este calor en las venas
cuando con tus manos frías
recompones mi vida entera.