Por nacer, en este suelo.
Hice un pacto yo con Dios
o tal vez fue con el diablo,
no lo sé.
Solo recuerdo el mandato decidor,
de no callar lo que tanto se calló.
Después, parece no importarle.
A quién, parece no sentir.
Tal vez, porque guardando el pan.
Se cree, dueño del buen vivir.
Pobre de él.
El orejero cipayo del patrón.
De quien decreto o palazo manda
sean ley.
Por mantener a resguardo el botín,
de los que matan con hambre
a la nación.
Donde yo, soñando estoy morir.
Como quién soñando está crecer.
Después, parece no importarle.
A quién, parece no sentir.
Tal vez, prefiere olvidar,
por bien de su propio existir