Aún es tiempo para decirte
ahora que aún no duele la herida,
que te quiero sin que me exijas
ser el cerco de tu sombra
que te sigue y te limita.
No pretendas hacerme tuyo,
que no sirvo para cautivo.
Solamente sé de un camino
para atarme a tu paisaje
y es el que va haciendo el río.
Quiéreme así
y no esperes más que el recuerdo,
mi pobre recuerdo
y un ramo de viento.
Aunque pienses que te utilizo,
lo hago como respiro el aire,
no sé como puedo explicarte
que tu vida es sólo tuya
y que yo no soy de nadie.
Si supieras que entre tus brazos
me encadeno apaciblemente
y es entonces cuando se enciende
la tristeza más terrible
que es la urgencia de perderte.