Un beso te robé amada mía,
beso que reviviera a mi corazón.
Mi vida, mi amor entero
y las rosas muertas que con llanto regué.
María, besar quisiera tu boca de fuego por última vez,
si ves, robar pudiera la miel de tu boca
sagrada nada más para mi.
Dime si es que no existe cariño en tu pecho que yo te entregué
María, mi dulce condena,
remedia mi pena con miel de tu boca por última vez..