Arrodíllate y lame mis dedos manchados de sangre.
Con tu retorcida lengua llámame Ojou sama.
Los rayos del infernal sol.
El paraíso en la oscuridad.
Brillando con centellante desesperación.
¿Cuál causa una mayor impresión?
La fantasía comienza a crecer en la cabeza, que no puedes detener
tu nariz.
Esta hirviendo con sangre el dolor y la herida que no pueden ser sanadas.
Él debería ser el sacrificio perfecto.
Aún así él sigue buscando amor.
Que infantil parece el hombre.
Arrodíllate para que lamas mis pies santos.
Usando tu gastada garganta dime Ojou sama, gateando pulgada a pulgada
para probar tu existencia.
Enfrente de esta torre de sufrimiento.
Y aún sigues rogando por más.
Capaz de derretir mi lágrima congelada.
Es la última lágrima antes de tu muerte querido.