Estuans interius (en español)


Ardiendo interiormente
con ira vehemente,
en mi amargura
hablo conmigo mismo.
De materia hecho,
mi elemento es la ceniza,
soy como una hoja
con la que los vientos juegan.

En vista de que es lo propio
para que un hombre sabio
pueda colocar sobre la roca
los cimientos de su morada,
soy indómito,
como un río impetuoso,
bajo cuyo curso
nada perdura.

Soy arrastrado violentamente
como una nave sin marinero,
igual que por los aires
vaga una ave extraviada.
Las cadenas no me atan,
una llave no me retiene;
Busco a aquellos que son como yo,
y me encuentro con la perversidad.

La languidez de mi corazón
parece un asunto grave;
bromear es agradable
y más dulce que los panales.
Todo lo que Venus pueda ordenar
es muy agradable,
ella nunca habita
en los corazones indolentes.

Sobre un escabroso camino voy,
como cualquier hombre joven,
sumergido en la depravación,
olvidando la virtud,
ávido de placer
más que de salud,
muerto en espíritu
yo cuido mi piel.