El diluvio y la pasajera.


Todo el mundo contento está,

los recuerdos cesaron al fin,

ya sé,

los recreos entre el sol,

esperan...

a que el viento sople fuerte,

con su boca marfil,

y el diluvio caiga contemplándote...

Con el río la luna oye,

los claroscuros esconden perlas...

y es así,

que desde el cuerpo del volcán,

ya muerto,

los indígenas preparan otro rayo laser...

para que el diluvio,

ya jamás los seque...

¿Y en qué ternura están,

aquellos ignorados que se duermen?

y tanto como para no ver,

al menos sin ser vísta: una reina...

pero ahora bien:

puede usted mil veces golpear...

en sueños...

que puertas del diluvio.

no, no hay...

Si ya no la esperan a cenar en casa...

debe ser porque se marcha,

y nunca regresa por la noche...

sin embargo por las mañanas,

amanece en su cama...

La más leve brisa que recorre el patio,

debe ser quién la desnuda,

cuando corre loca a dividirse...

con su boca tocando el suelo,

el suelo de azahar.