En la palestra de desconocidos
buscó a su lado el calor
y simulando mojarle el oído
le besó el cuello y le dijo.
Me gustas tanto
quisiera aprenderme tu nombre
me gustas tanto que
no sé por donde voy.
Me le acerqué suspicaz
y le tendí un anzuelo
vamos a fumar un porro ahí.
Me gusta verte reír
me gusta tanto tu coqueteo
me gustas tanto
quisiera aprenderme tu nombre
me gustas tanto que
no sé por donde voy.
Tengo una idea, no me hables de ti y
mucho menos de tu pasado
algo en tus labios color carmín
sugiere que vayamos al grano.
Oh! la alegría llegó
la alegría llegó
y sé que no dura para siempre.