Si te piensas que tu hombre no te engaña,
que te mima, que te adora, que te quiere la que más, ja-ja,
no te extrañe que al volver un día a casa
el armario esté vacío y la cama abandoná
¿Abandoná?
Sin na‘ de na‘.
Como un zapato viejo, desparejo, rodeado de pelusas
y al que todos quieren dar patá‘.
Que todavía no me creo que esté sola
y que mi Ernesto se haya ido
con la Puri de escapá‘.
¿Y volverá?
Y qué mas da.
Si ya dice todo el mundo
que es mejor estar solita
que estar mal acompañá‘.
Maldito Ernesto,
maldito Ernesto,
toda la vida queriéndote pa‘ esto.
Maldito Ernesto,
maldito Ernesto,
te di mi alma y me dejaste con lo puesto.
¡Ay! qué locura,
cuánta amargura,
qué decepción
en esta vida no hay quien entienda
las cositas del corazón.
Una sueña, se lo curra, se ilusiona
y le mete "toa" las ganas pa‘ salir a trabajar.
Y al llegar a la entrevista
poco importa si eres lista
lo que miran es si estás bien escotá.
Mira qué pillos,
mira qué pillos,
sólo te miran el canalillo.
¿El canalillo?
El canalón.
Que no me fio yo ni un pelo de los hombres separados
que me dicen "yo te quiero"
para darte un revolcón.
¿Un revolcón?
Y sin colchón.
Que si luego pasa algo,
si te he visto no me acuerdo.
Y se van con la parienta
y yo solita que me quedo.
Malditos hombres,
malditos hombres,
tu les das todo
y a la mínima se esconden.
Maldito hombres,
maldito Ernesto,
toda la vida queriéndote pa‘ esto.
Maldito Ernesto,
maldito Ernesto,
toda la vida queriéndote pa‘ esto.
Maldito Ernesto,
maldito Ernesto,
te di mi alma y me dejaste con lo puesto.
¡Ay! qué locura,
cuánta amargura,
qué decepción
en esta vida no hay quien entienda
las cositas del corazón.
"Sa‘cabó"