Estoy a un solo paso de la muerte,
yo sé que se aproxima mi final.
Por eso, hermano mío, vine a verte,
por ella, por la vieja, nada más.
Por ella, vos sabes que yo he dejado
de mi vida que hoy se apaga lo mejor,
en cuidarla con amor sólo he pensado
y a todo lo demás cerré mi corazón.
¡Hermano!
Por mimarla o por cuidarla
yo nunca supe de farras,
ni de amigos de café.
¡Por ella!
Por estar siempre a su lado
yo ya estaba bien pagado,
no quería nada más.
¡Hermano!
Quise gritarle mil veces
que ya estoy en el final.
Y el corazón no me deja:
¿Cómo le digo a la vieja,
que no ha de verme jamás?
Hermano estás llorando y te avergüenzas,
los hombres también lloran, ¿no me ves?
Tus lágrimas me dicen que la vieja
tendrá tu corazón, tendrá tu fe.
Que vos la cuidaras como hasta ahora,
con mi cariño grande, la cuidé.
Dejame que te apriete entre mis brazos.
Tranquilo, ya me voy, hermano no llorés..