Te deje tan sola llorando en el puerto,
al soltar amarras mi barco aquel día,
que sentí en el alma tener que partir
tanto me dolía hacerte sufrir.
Como una paloma, tu pañuelo blanco
se perdió en la niebla de la tarde fría,
y hoy en cada puerto, muchacha Argentina,
revive tu pena, regresa tu voz.
¡Adiós marinero, adiós!
Nunca olvidaré tu amor,
tu amor que me hizo feliz
me lo roba el mar
esta tarde gris.
¡Adiós marinero, adiós!
Siempre escucharé tu voz,
tu voz que vendrá a arrullarme
en el ancho mar
¡marinero adiós!.