En una parte de un pequeño pueblo,
en un cuadro de humilde condición,
todos festejan el nacimiento
del más grandioso Libertador.
Pasó el tiempo y Él fue creciendo,
en un Templo a los sabios deslumbró
con su mensaje revolucionario,
así crecía el Hijo de Dios.
Era el Cristo, el Hijo de Dios,
que iba sanando a las multitudes
en una muestra de su gran Amor.
Hizo milagros impresionantes,
sanando y dando a muchos de comer.
Así su Fama por todas partes
rápidamente se dio a conocer.
Hasta que un día lo arrestaron,
el cargo fue ser Hijo de Dios.
Y justamente lo crucificaron
y se olvidaron de todo lo que dio.
Nadie creía al tercer día la tumba iba a quedar vacía
pero el grandioso Libertador resucitó..