“Yo no te puedo engañar,
ya no la quiero”
me contaba triste,
un buen amigo ayer.
“Me costó mucho trabajo ser sincero,
sólo espero, que me sepas comprender.”
“Fue tan grande este cariño,
que ahora acaba...”
me explicaba entre lágrimas y alcohol;
y brindamos con el alma desgarrada,
y ese noche sus recuerdos desgranó.
Estribillo:
“Mi piel contra su piel se peleaba,
por ver quien resistía más amor;
amando de una forma sobrehumana,
dejando que mandara el corazón.”
“Sus labios y los míos devoraban,
mil besos de locura y de pasión;
pasión que se escapó por la ventana,
llevándose consigo nuestro amor.”
“Ya no te puedo engañar,
ya no lo siento.
Si le digo que la quiero más que al sol,
hace tiempo que cambió ese sentimiento;
que ahora es sólo de cariño y compasión.”
“Dentro de mi corazón, remordimientos,
sólo habría si no le dijera adiós;
son heridas que se curan con el tiempo,
pero dejan cicatrices de dolor.”
Llorando su desgracia me contaba,
ahogando el sentimiento en el alcohol;
pensado que quizás así la olvidara,
contándole a un amigo su dolor.
La noche se vistió de madrugada,
y luego lentamente amaneció;
y ví que poco a poco se alejaba,
y nunca más he vuelto a verlo yo.
Estribillo:
“Mi piel contra su piel se peleaba,
por ver quien resistía más amor;
amando de una forma sobrehumana,
dejando que mandara el corazón.”
“Sus labios y los míos devoraban,
mil besos de locura y de pasión;
pasión que se escapó por la ventana,
llevándose consigo nuestro amor.”.