con que amarguras miras el calendario se acerca el puto día,
el menos esperado,
el día en que alguien parte en dos tu juventud y no es ley divina,
es una maldición legal.
Que injusticia dice el perro no quiero ir ,
quiero ladrar por siempre mi propia ley,
mis vientos de calle no los cambio por un fusil,
a la peor perrera ¡yo!
No quiero ir.
Marchando, marchando sin ganas,
marchando verdes como ranas.
Más que el peso de las armas,
más, más , más, más, más es el peso de tu orgullo pisoteado
y roto en el barro a gritos y patadas muy temprano.
A gritos y patadas muy temprano en la mañana.
En la última salida el alma de este perro
se resistió al encierro y se alejó ladrando.
....calle....calle tras calle..