Gertrudis Traña, así se llama,
pero en el barrio del Coyolar
todos la nombran la “Tula Cuecho‘,
por el derecho de calumniar;
a flor de labio maneja el chisme,
nadie se puede de ella capear,
si está inspirada, de una sentada
destruye la honra del más “high life‘,
si está inspirada, de una sentada
destruye la honra del más “high life‘.
Tan larga es la lengua de la “Tula Cuecho‘
que cuando la saca y la desempaca
le llega hasta el pecho,
y según me cuenta Silverio, el quemón,
en la cartera lleva de perenne
su alta tarjeta de portación.
Desde las playas de Poneloya,
hasta los rieles de la estación,
no hay una lengua más piperina
que se le cuadre en comparación,
todos le tiemblan a la tal Tula,
por Cristo, no es exageración,
hasta el caballo de Arrechavala
dicen que un día se le corrió,
hasta el caballo de Arrechavala
dicen que un día se le corrió.
Tan larga es la lengua de la “Tula Cuecho‘
que cuando la saca y la desempaca
le llega hasta el pecho,
y según me cuenta Silverio, el quemón,
en la cartera lleva de perenne
su alta tarjeta de portación.
Cuando a la esquina del “Camiprío‘
llega la Tula a tomar pozol,
todos le dicen “Doña Gertrudis‘
con especial consideración,
ella se siente muy bien pagada
de las sonrisas de todo León,
pues con su lengua desenvainada
no tiene miedo ni al batallón,
pues con su lengua desenvainada
no tiene miedo ni al batallón.
Tan larga es la lengua de la “Tula Cuecho‘
que cuando la saca y la desempaca
le llega hasta el pecho,
y según me cuenta Silverio, el quemón,
en la cartera lleva de perenne
su alta tarjeta de portación.
No es porque me importe meterme en tu vida,
pero me di cuenta que ya la barriga
te viene creciendo desde que Rosendo
te jugó maraña, que tenés la maña
de hacerle caritas a cualquier bayunco,
y que hasta el cusuco de la sastrería
te hizo ya el mandado hace varios días,
que sos la más zángana de Zaragoza,
que me parta un rayo si es falsa la cosa,
pues me han confirmado que sos pizpireta,
que tenés dos niños de Chico Chancleta,
que a don Seferino le robaste un radio,
que fuiste mujer de Lorenzo y Heladio,
y mejor no sigo mencionando jaños,
pues la agitación sólo produce daño
y con esto basta para todo el año. (x2)
Tan larga es la lengua de la “Tula Cuecho‘
que cuando la saca y la desempaca
le llega hasta el pecho,
y según me cuenta Silverio, el quemón,
en la cartera lleva de perenne
su alta tarjeta de portación..