Los labios de Mae West


(arpegiado) LAm (5to traste) REm LAm La noche me ha dejado como la anterior DO MIm Ausente de sueño, sin soles ni sombra REm LAm Vengo de haber sido Napoleón, DO MIm recien llegado de Santa Elena REm (arreglito) LAm Se que una vez fuí poeta, poeta maldito MIm FA Fuí un arbol, un libro de cuentos REm (arreglito) DO Y hoy se me antojado ser, no sólo un pintor SOL LA (5to traste) Si no Salvador, el genio. REm LAm Ando con la urgencia de tela y pincel DO MIm De gala desnuda, mirando el espejo REm LAm Ando con la urgencia de difuminar DO MIm El tiempo y el cuerpo, con mi pensamiento REm (arreglito) LAm El aire es un laberinto, de helados caminos MIm FA Y sólo mis manos, podrían trasarlos REm (arreglito) DO Sólo con esta pupila, libre y dalirante SOL LA (5to traste) podría mostrarte, el mundo, que habito. (rasgado) REm LAm DO Puedo ver desde aquí, una silla de huesos MIm REm una carabela naufragndo en la nada LAm DO MIm REm una mujer hecha ventana, y la musica muriendo en sus dedos LAm DO MIm una mirada que se esconde en la arena, un cipres herido REm LAm DO el desierto, las hormigas, un saltamontes y el león de mis temores MIm REm que el temor de mis deseos LAm DO tengo miedo de saber lo que se MIm REm que me cuelga la vida de un hilo LAm DO que mi vida es un trapecista, que se derrite todo el espacio, MIm REm el recuerdo y mi autorretrato LAm DO MIm (continua con los mismos acordes: REm LAm DO MIm) puedo ver desde aquí, una roca con huecos un hombre naciendo de un huevo un elefante en sancos, un pez que vomita un tigre la modelo imposible con los pechos de árbol cada parte de este cuerpo lleva un sombrero cada parte del tuyo guarda un secreto que tal, si me escapo contigo amante gigante mujer visible, mujer violenta, mujer cielo, mujer abismo puedo ver desde aquí, al niño que fuí al loco que no soy, al padre que enfrenté al Picasso que odié, a la muerte, a la academia que burlé. (arpegiado) La noche me ha dejado como la anterior Y Tristan el loco, vestido de barco sentando espera en los Labios de Mae West pasa largas horas, leyendose a Freud.