Cielo azul respóndeme,
he de saber
por qué me diste a mí
tan triste papel.
Tanta luz no deja ver,
y tal vez
debieras darme a mí
lo que no tendré.
Mi destino cambió.
Quizás se enredó al antojo de un Dios,
hiriendo mi corazón.
Y yo aquí hasta el final,
le soy fiel ,le doy mi vida,
donde esté, noche y día,
y aunque sé
que mi ser jamás la alcanzará,
me da igual, pues con sólo saber
que mañana la veré
me basta...
Sólo un Dios podría ser
tan vulgar
y a la vez tan cruel
por una mujer.
Y mi alma se cegó
sabe que jamás podrá volver
a ver la luz del sol.
La amaré, la honraré,
sólo en sueños la tendré.
Sufriré, lloraré,
por su vida velaré.
Cuando muera moriré.