Erase una vez el barco contamino,
y por la mar braba de aliva va,
en la cabina de mando esta el capitán
agarrado al catalejo,
por el que ve pero no quiere ver.
Y al timón desnivelao que tiende hacia la diestra
y asi siempre un circulo formará.
Con una brújula sin sur,
no adivino el horizonte,
si naufrago, ¿donde voy a agarrarme?
"Sálvese quien pueda", gritan los subordinados,
"Sálvese quien pueda", grita el capitán,
"Sálvese quien pueda", no oye el marinero
que dormia al fondo en la bodega.
Un dia hay un motin,
en el barco contamino,
y los subordinados toman el timón.
Y el capitán ya está en intestinos
de tiburones que se lo repartieron.
En la cabina de mando,
otro capitán,
se preocupa de que el ancla al fondo este bien aferrada,
y con el timón al barco intenta doblar,
pero el ancla no le deja.
"Sálvese quien pueda", gritan los subordinados
"Sálvese quien pueda", grita el otro capitán
"Sálvese quien pueda", con tos‘ flotadores,
se alejan en sus lanchas motoras.
La brújula no tiene sur,
solo tiene tres de los puntos cardinales.
y dandole la vuelta al catalejo,
los horizontes quedan más lejos.
La carta de navegación esta en manos del que lleva el timón,
y está tan ciego que
contra el arrecife de la perdición nos dirige.
"Sálvese quien pueda", gritan los subordinados
"Sálvese quien pueda", grita cualquier capitán
"Sálvese quien pueda", gritan mientras alguien,
reclama ayuda, auxilio y socorro
"Sálvese quien pueda"
"Sálvese quien pueda"
"Sálvese quien pueda".