Por una mujer ladina
perdí la tranquilidad,
ella me clavó una espina
que no la puedo arrancar.
Como no tenía "concencia"
y era una mala mujer...
se piró con su querencia
para nunca jamás volver.
A la orillita del río,
a la sombra de un pirul...
su querer fué todo mío
una mañanita azul.
Y después en la piragua
nos fuímos a navegar...
Que lindo se movía el agua
cuando yo la volví a besar.
Más dicen que el tiempo borra,
los pesares del amor,
pero a mí se me afigura
que con el tiempo estoy peor.
No tengo dicha ni calma
y a veces me hace llorar
y me duele tanto el alma,
que no puedo ni resollar.