Desprendo un movimiento de tu blusa,
dos ojos que devoran sin piedad.
No pares, niña, yo siento igual.
Desprendo un movimiento de tu blusa,
dos ojos que devoran sin piedad.
No pares, niña, yo siento igual.
Nena, ábreme en la madrugada dónde tú quizás
sólo eres la ciudad entera mojada en un sueño gris
y es verdad, que el frío pasa por aquí.
Herido por tu luz, atravesando la línea blanca
reanimando el final del día, del qué dirán.
He venido por tu luz, ignorando la línea blanca
apostando de nuevo a la carrera de tu animal.
Desprendo un movimiento de tu blusa,
dos ojos que devoran sin piedad.
No pares, niña, yo siento igual.
Desprendo un movimiento de tu blusa,
dos ojos que devoran sin piedad.
No pares, niña, yo siento igual.
Desprendo un movimiento de tu blusa,
dos ojos que devoran sin piedad.
No pares, niña, yo siento igual.
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