Escondido entre dos espacios huecos.
Oculto de la luna, que al acecho,
busca mi alma mortal.
La espero, y el ánima intranquila
se agita en mi interior, fue un grave error,
vendérsela al diablo.
Y la esperanza de hallar una salida
no se encuentra al alcance de mi mano
y tengo que entregarme.
Y el calor que apetece en mil inviernos
se hace ahora bizma asfixiante
y derrite la luz de la salida.
Abro la boca y el llanto enmudecido
que retiene y fuerza una garganta
que sigue intentando respirar.
Ese aire viciado que envenena
el deseo de tu calor humano
convierte el sentimiento en lo carnal
y pierde así el encanto misterioso
de tu mirada vaga y de tu tacto
que viaja hacia las tierras del olvido.
Escondido entre dos espacios huecos
sólo depende de mí la decisión
del anclaje o de la huida.
Busco razones para que tu encanto
no me engañe, y el destino muere, es mi turno,
su amenaza es ahora mi calvario.
Y la salida se muestra, surge el miedo,
pero la decisión está tomada,
romper el hechizo es demasiado.
Y vuelvo a ti.