En el Bosque de los Numeros
el pequeño y pudiente sacristan
rueda por el desquicie acelerado
de algo distante a la verdad.
Avisa a su piano
piano del discrimen,
y rota como la misericordia,
purifica la muerte.
Es insistente,
el,
y abandonado;
de eso se trata su distraccion norteña.
Son las distracciones del sarcasmo,
distraccion que le desprecia
su asqueroso corazon de hierro .