Hoy, con tanto juicio desprejuiciado
y prejuzgado,
con tanta competencia incompetente y complaciente,
de tanto apurarnos lentamente
acelerados,
nos hemos olvidado de vivir
(que es lo primero)
para meternos de lleno
a esta dura tarea de sobrevivir
sobremuriendonos.
Hoy, con esta tranquilizante histeria organizada
en capítulos coleccionables y archivables
que nos venden las revistas y la tele
(lo que se conoce como los medios
aunque son el extremo externo
del borde de los últimos fines
mas cercano a las fronteras de la nada)
y con la dosis diaria de pacifica violencia
(la real y la ficticia)
administrada a intervalos regulares,
ni nos acordamos de acordarnos
que debemos amarnos los unos a los otros;
...hoy, sin falta..