Cuando besé tu boca
por primera vez,
floreció la magnolia
de mi inspiración.
Cuando besé tu boca
por primera vez,
florecieron las rosas
de mi corazón.
Bésame quedito,
como aquella noche,
en que las estrellas
pálidas y bellas,
temblaban de amor.
Bésame quedito,
bésame en la boca,
para que se ahuyente
el fantasma hiriente
de mi cruel dolor.
Bésame quedito,
cerrando los ojos
y así tus pestañas,
mágicas arañas,
tiendan su prisión.
Bésame quedito,
luciérnaga errante,
bésame en la boca,
con tu boca loca,
fuente de ilusión.