Se despertaba el sol y me cegó la luz de tu mirada.
Y al ver la claridad tan pronto descubrí que no estabas.
Y al escuchar tu voz tan pronto descubrí que no había nada.
Esta locura cruel se apodera de mí, de mi alma.
Y la noche llegó y la desolación,
soledad que aquí inunda mi rincón.
Se torna de un color rojo distante.
Ya lejos del calor, mirando un cielo gris de nubes de dolor,
recordándote, para sentir la ilusión perdida,
perdida en mi mente.
Y esperarte es lo que quiero,
y abrazando mi almohada.
Y esperarte y que me esperes,
y sentirme enamorada.
Y esperarte convenciendo a la voz de la esperanza.
Y esperarte y no vivir desencantada.
Se despertaba el sol y me cegó la luz de tu mirada.
Y al ver la claridad tan pronto descubrí que no estabas.
Y al escuchar tu voz tan pronto descubrí que no había nada.
Esta locura cruel se apodera de mí, de mi alma.
Y la noche llegó y la desolación,
soledad que aquí inunda mi rincón.
Se torna de un color rojo distante.
Ya lejos del calor, mirando un cielo gris de nubes de dolor,
recordándote, para sentir la ilusión perdida,
perdida en mi mente.
Y esperarte es lo que quiero,
y abrazando mi almohada.
Y esperarte y que me esperes,
y sentirme enamorada.
Y esperarte convenciendo a la voz de la esperanza.
Y esperarte y no vivir desencantada.
(Bis).